Muchas mujeres crecen sin haber visto nunca vulvas reales, al menos ninguna que no sea la suya, y cuando la ven, suele ser a través de un filtro de pornografía, cirugía estética o desinformación.
Vivimos en una sociedad que ha escondido y distorsionado durante décadas la imagen real del cuerpo femenino, especialmente la de los genitales. Esto genera inseguridad, vergüenza y una desconexión profunda con una parte esencial de nuestro cuerpo. Por eso, hablar de vulvas reales es un acto revolucionario, educativo y profundamente necesario.
Como fisioterapeuta especializada en suelo pélvico, sexóloga y divulgadora en salud hormonal, he acompañado a cientos de mujeres a reconciliarse con su cuerpo. Y de ahí nace este post: para visibilizar la belleza de la diversidad vulvar, romper tabúes, y ofrecerte herramientas para cuidar de tu vulva y tu salud íntima desde la conciencia, la empatía y el amor propio.
La vulva: mucho más que estética
¿Qué es a vulva? La vulva es la parte externa de los genitales femeninos, y abarca los labios mayores, los labios menores, el clítoris, el vestíbulo vulvar y la abertura vaginal. Es una zona rica en terminaciones nerviosas, muy sensible y con una función vital no solo sexual, sino también hormonal, inmunológica y emocional.
Conocer tu vulva, observarla, saber cómo se ve, cómo cambia según tu ciclo y cómo cuidarla, es un paso clave hacia una buena salud sexual y ginecológica. Aceptar que cada vulva es diferente —en tamaño, forma, color o textura— es liberador. No hay una forma “normal”, todas son normales. No hay una vulva que esté bien y otras mal. No hay nada malo contigo ni con nadie.
Los labios vaginales: ni simétricos ni perfectos, solo reales
Uno de los principales focos de inseguridad para muchas mujeres son los labios vaginales, especialmente los labios menores. Se cree erróneamente que deben ser pequeños, ocultos o simétricos. En realidad, lo que vemos en revistas o pornografía dista mucho de la anatomía real.
Los labios menores pueden sobresalir, tener pliegues, ser de colores distintos, más largos por un lado que por otro… ¡Y todo esto es absolutamente normal! Esta zona cambia además con el ciclo menstrual, la excitación sexual, los partos o la edad. Y no por eso deja de estar sana.
Además, ¿quién hace las normas?, ¿quién dice qué vulva es perfecta.y cuál no?
10 tipos de vulvas reales según la forma de los labios vaginales
Aunque cada vulva es única, algunas clasificaciones visuales pueden ayudarte a entender la diversidad. Aquí una categorización orientativa de algunas formas comunes de vulvas reales. Y sí, son comunes de verdad. Las vulvas son mucho más de lo que te han hecho creer.
- Labios internos prominentes: sobresalen claramente respecto a los mayores.
- Labios mayores prominentes: recubren completamente los menores.
- Forma asimétrica: un labio menor es más largo que el otro.
- Labios ondulados o con pliegues marcados.
- Labios internos cortos y estrechos.
- Labios mayores lisos y tensos.
- Clítoris más visible o más cubierto.
- Coloración rosada, marrón, violácea o mixta.
- Vello abundante, fino, o en zonas específicas.
Todas estas formas son naturales y sanas. La clasificación no busca crear nuevos estándares, sino mostrar que hay muchísima variación en las vulvas reales, y que ninguna necesita ser modificada para cumplir con un ideal. La diversidad nunca será la enemiga. La invisibilización y el ostracismo sí.
Vulva y vagina: ¿cuál es la diferencia?
Una confusión común es usar los términos vulva y vagina como si fueran lo mismo. La vulva es la parte externa: lo que ves. La vagina es el canal interno que conecta el exterior con el cuello del útero. Son estructuras diferentes, con funciones distintas y cuidados específicos.
Hablar con propiedad también es una forma de empoderarnos y tener una relación más consciente con nuestro cuerpo.
Llamar a las cosas por su nombre: la vulva es la vulva
Desde pequeñas, muchas hemos crecido escuchando todo tipo de nombres eufemísticos para referirse a nuestra vulva: chichi, rajita, flor, pito, la parte de abajo, entre muchos otros. Estos términos, aunque a veces usados con cariño o por vergüenza, refuerzan la idea de que nuestra anatomía es algo que no debe nombrarse con claridad, como si fuera vergonzosa o inapropiada. Pero ponerle nombre real a lo que somos también es salud: la vulva no es un tabú, no es algo sucio ni indebido. Es una parte de nuestro cuerpo tan digna de ser nombrada como un codo o una rodilla. Llamarla por su nombre —vulva— es un acto de empoderamiento, de autocuidado y de respeto. Porque solo conociendo y reconociendo nuestro cuerpo podemos cuidarlo y reivindicarlo.

La función del vello púbico en la vulva: no está ahí por casualidad
El vello púbico no está ahí por casualidad: tiene funciones biológicas importantes que a menudo olvidamos en un contexto social que lo ha convertido en algo indeseado. Su principal papel es proteger la vulva, una zona muy sensible, de la fricción, de bacterias externas y de agentes irritantes. Actúa como una primera barrera que ayuda a mantener el equilibrio del entorno íntimo, reduciendo el riesgo de infecciones e irritaciones.
Además, el vello púbico también participa en la regulación de la temperatura y en la retención de feromonas, sustancias químicas que intervienen en la atracción sexual. Sin embargo, durante años se ha promovido su eliminación total como estándar estético, lo que ha provocado que muchas mujeres se depilen por presión social más que por decisión informada.
No se trata de si depilarse está bien o mal, sino de entender que es una elección personal y no una obligación. El vello púbico no es sucio, ni antihigiénico, ni algo que deba eliminarse para estar “presentable”. Es parte de nuestra anatomía y salud íntima, y conocer su función nos ayuda a tomar decisiones con más libertad y menos juicios.
Muchas mujeres se depilan por estética, costumbre o presión social, sin saber que el vello púbico tiene funciones muy importantes:
- Protege la vulva de infecciones y rozaduras.
- Actúa como barrera contra bacterias y cuerpos extraños.
- Disminuye la fricción durante las relaciones sexuales.
- Ayuda a mantener la temperatura y humedad de la zona.
No se trata de decirte qué hacer con tu vello, sino de que puedas tomar decisiones informadas. Si decides depilarte, hazlo con conciencia, higiene y evitando irritaciones.
Salud e higiene vulvar: claves para cuidarla sin dañarla
La higiene de la vulva no requiere productos especiales, perfumes ni rutinas complicadas. De hecho, muchas veces, en el intento de “cuidarla”, terminamos alterando su equilibrio natural. La vulva se limpia sola en gran medida gracias al flujo vaginal, que arrastra células muertas y mantiene una microbiota saludable. Por eso, en el día a día, basta con lavar la zona externa (nunca el interior de la vagina) con agua tibia y, si se desea, un jabón suave con pH fisiológico, sin fragancias ni irritantes.
El uso excesivo de geles íntimos, duchas vaginales, desodorantes o toallitas puede causar más daño que beneficio: alteran el pH natural, eliminan las bacterias buenas que protegen de infecciones y favorecen la aparición de irritaciones, hongos o vaginosis bacterianas. También es importante tener en cuenta factores como la ropa ajustada o sintética, que dificulta la transpiración, o el uso continuado de compresas y salvaslips que pueden crear un ambiente húmedo propicio a la proliferación de microorganismos.
Cuidar la higiene íntima es también respetar el cuerpo, escuchar sus señales y tratar la vulva con la delicadeza y naturalidad que merece. No se trata de ocultar su olor, modificar su aspecto o “desinfectarla”, sino de acompañar su funcionamiento natural sin intervenir de más. Menos es más cuando se trata de salud íntima.Tu vulva no necesita jabones agresivos ni perfumes. La piel de esta zona es muy delicada y tiene su propio equilibrio de pH y microbiota. Aquí algunos consejos para mantenerla saludable:
- Lava solo con agua
- Evita ropa ajustada o sintética que aumente la humedad.
- Seca bien la zona tras la ducha ¡y hazlo a toquecitos!
- Cambia la ropa interior a diario, preferiblemente de algodón.
- No te hagas duchas vaginales (pueden alterar la flora).
- Observa tu vulva regularmente para notar cualquier cambio.
El olor a vulva: natural, variable y nada de lo que avergonzarse
Una vulva sana no siempre huele a flores, pero tampoco huele “mal”. Oler diferente durante el ciclo o al sudar es normal. Si hay picor, ardor o flujo con olor fuerte, consulta a un profesional.
El olor de la vulva es algo absolutamente normal y parte de nuestra biología. Igual que cada persona tiene un olor corporal único, también lo tiene su vulva. Este aroma natural puede variar a lo largo del ciclo menstrual, con la alimentación, el nivel de hidratación, el estrés o incluso la ropa interior. Sin embargo, muchas mujeres crecen con la idea de que su olor íntimo es “anormal” o “desagradable”, lo que alimenta inseguridades y un mercado enorme de productos para “disimularlo”. La realidad es que una vulva sana tiene su propio olor y no necesita oler a flores, a jabón ni a perfume. Solo debemos estar atentas si aparece un olor fuerte y persistente, diferente al habitual, ya que podría ser indicativo de alguna infección o desequilibrio en la flora vaginal. Pero fuera de eso, el olor a vulva no solo es natural: es un signo más de salud y vitalidad.
Salud hormonal: cómo influye en tu vulva
El estado hormonal tiene un impacto directo sobre la salud vulvar y vaginal. Por ejemplo:
- En la ovulación, puede aumentar la lubricación natural.
- Durante la lactancia o menopausia, puede haber sequedad
- El estrés crónico puede alterar la sensibilidad o aumentar el riesgo de infecciones.
- El uso de anticonceptivos hormonales puede afectar el deseo sexual, la lubricación o la elasticidad del tejido.
Cuidar de tu salud hormonal es cuidar también tu vida sexual, tu placer y tu bienestar íntimo. Por eso trabajamos siempre desde una visión integrativa: física, hormonal, emocional.
La Vulvoteca: un libro con cientos de vulvas reales
De esta necesidad de mostrar la verdad sobre nuestros cuerpos, nació uno de los proyectos más bonitos que he tenido el honor de liderar: La Vulvoteca, un libro con cientos de fotografías de vulvas reales. Sin filtros, sin retoques, sin vergüenza. Solo cuerpos reales de mujeres reales.
Este libro no es solo una colección visual. Es un manifiesto. Una herramienta para profesionales, madres, hijas y mujeres de todas las edades. En él se entrelazan imágenes, testimonios y educación sexual, para abrazar la diversidad y sanar la relación con nuestra intimidad.
Queremos que toda mujer, al ver esas páginas, piense: “mi cuerpo está bien”, “no soy rara”, “no tengo que cambiar nada”. Porque no hay nada que corregir en lo natural.

Conclusión: conocer tu vulva es un acto de amor propio
Conocer tu vulva, cuidar de ella, hablar de ella con naturalidad y abrazar su aspecto tal como es, es una forma de empoderarte. Este post no busca solo darte información, sino ofrecerte una nueva mirada: sin juicios, sin comparaciones, sin imposiciones externas.
Cada vulva es única. Y esa diversidad es valiosa. Las vulvas reales no necesitan filtros, necesitan respeto. Y todo empieza por el respeto que tú misma te das.